La entrada de hoy será un poco más personal de lo acostumbrado: ¿será la hora?, ¿el cansancio?, ¿me vuelvo melancólico con la edad?.
En el comedor la biblioteca al aire libre sigue funcionando a todo ritmo, con más de 100 préstamos diarios. Y como tenía la garganta tocada, mi jefe me ha exprimido un zumo de naranja con una cucharada de miel. Tengo uno de los mejores jefes del mundo, no puedo decir otra cosa.
Inmediatamente después he comenzado con el programa UMHero. La primera sesión con 6º, el curso del que me encargo, ha sido todo un éxito. Les ha gustado mucho, se han reído, y han reflexionado sobre sus sentimientos. Y además les he puesto deberes. Los próximos días cuando algo les moleste tendrán que contar hasta 10 y pensar en el emoticono de su emoción antes de actuar. De esa manera aprenderán a auto-controlarse. Mil gracias a mi compañera Aida, que ha aparecido como ángel del cielo. Y por supuesto a nuestro maravilloso equipo de becarias de psicología, sin las cuales el taller no sería lo mismo.
E inmediatamente después (si, quien lleve la cuenta de los inmediatamente habrá descubierto que no ha habido tiempo de comer) he saliendo corriendo para dar la segunda sesión del curso de Monitor de comedor de la UMH. El curso ha ido muy muy bien, al menos en cuanto a los alumnos. Yo he ido regular de tiempo me ha tocado comerme dos dinámicas. Espero no haberme pasado con los ejemplos y las anécdotas de tío cebolleta. No he podido conocer a todos, pero he visto muchas ganas, mucho talento y muchos futuros monitores de comedor. Mi enhorabuena a todos, y gracias por una clase muy activa y participativa.
Mañana nos toca formar a las futuras generaciones de monitores de escuela de verano en San Juan. Espero que el sueño de esta noche sea reparador.